De Hoorn a Kaap Hoorn
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mar 21
Despacho #16
Publicado a las 18:56
Hola a todos!
Hemos llegado a isla Sal, en la República de Cabo Verde (Africa subsahariana) empujados por los Alisios, que soplaron constantes por la aleta de estribor por cerca de 1500 kilometros, desde Las Palmas de Gran Canaria.
En el trayecto pasamos frente a las costas de Sahara Occidental, Mauritania y Senegal. Entrando en aguas de Mauritania, pusimos proa al oeste con el fin de apartarnos más de tierra, y así prevenir el abordaje de piratas.
Al día siguiente, durante la mañana, nos cruzamos con el buque escuela español “Juan Sebastián Elcano”, gemelo de la fragata “Esmeralda”, de la Armada de Chile. Navegamos todo el día con Elcano en “conserva”, con sus esbeltos árboles siguiéndonos de cerca. Después de medianoche, Elcano puso en marcha sus motores, y se perdió en el horizonte con destino a Cabo Verde.
Después de ocho días en altamar, finalmente divisamos tierra entre la jarcia de babor. Dos cráteres desérticos destacaban en el horizonte. Desde el mar, el paisaje semejaba a Rapa Nui.
Pasando cerca del extremo norte de isla Sal, caímos a babor, y con las últimas luces del día, divisamos los dos molinos de viento que anuncian la entrada del pequeño puerto de Palmeiras.
Entramos en la rada, y tiramos el ancla, quedando “a la gira”. Desde la costa nos llegaban los ecos de un carnaval. Después supimos que se trataba de la antesala a una importante fiesta religiosa, con Sao Jose como figura principal, que seguramente sería algo menos secular que aquella comparsa de gritos y tambores.
Al día siguiente, y luego de posicionar el yate más adentro en el puerto, nos fuimos de excursión por la isla. Cabo Verde fue un importante enclave portugués en las rutas a las indias orientales y occidentales. Actualmente es una República independiente con régimen parlamentario. La población es predominantemente de raza negra, rebosante de alegría, amable y hospitalaria, y entre sus mujeres se encuentran algunas de las más bellas que yo haya visto.
Caminando por las calles de Palmeiras, de piedra ajustada y fachadas de vivos colores, nos encontramos a la vuelta de cada esquina con sus niños ocupando las calles, jugando libres y seguros, mientras los abuelos comparten un juego de cartas con sus vecinos, bajo la sombra fresca de un árbol.
Por el lado sur de la isla, en la costa de Santa María, el paisaje cultural cambia. Los negros desaparecen y en su lugar aparecen los blancos (o naranjos) jubilados de Europa del norte, esparcidos en una enorme playa de arenas blancas y aguas azules. El lema de santa María es “no stress”. La paz social y las playas de ensueño han permitido que Cabo Verde haya encontrado en el turismo su mayor polo de desarrollo económico.
La primera vez que escuché sobre Cabo Verde fue en isla Madre de Dios (Patagonia), en los recuerdos de Roger Rovira, mi compañero de expedición. Por entonces no imaginaba que llegaría en un yate por acá, justamente en camino a Patagonia.
En los próximos días continuaremos viaje a Mindelo, en la isla Sao Vicente, donde se ubica la única Marina en Cabo Verde. Ahí tomaremos las últimas provisiones de agua, combustible y comida, para iniciar el cruce del Atlántico, pasando de un hemisferio a otro, en demanda de América.
Hemos llegado a isla Sal, en la República de Cabo Verde (Africa subsahariana) empujados por los Alisios, que soplaron constantes por la aleta de estribor por cerca de 1500 kilometros, desde Las Palmas de Gran Canaria.
En el trayecto pasamos frente a las costas de Sahara Occidental, Mauritania y Senegal. Entrando en aguas de Mauritania, pusimos proa al oeste con el fin de apartarnos más de tierra, y así prevenir el abordaje de piratas.
Al día siguiente, durante la mañana, nos cruzamos con el buque escuela español “Juan Sebastián Elcano”, gemelo de la fragata “Esmeralda”, de la Armada de Chile. Navegamos todo el día con Elcano en “conserva”, con sus esbeltos árboles siguiéndonos de cerca. Después de medianoche, Elcano puso en marcha sus motores, y se perdió en el horizonte con destino a Cabo Verde.
Después de ocho días en altamar, finalmente divisamos tierra entre la jarcia de babor. Dos cráteres desérticos destacaban en el horizonte. Desde el mar, el paisaje semejaba a Rapa Nui.
Pasando cerca del extremo norte de isla Sal, caímos a babor, y con las últimas luces del día, divisamos los dos molinos de viento que anuncian la entrada del pequeño puerto de Palmeiras.
Entramos en la rada, y tiramos el ancla, quedando “a la gira”. Desde la costa nos llegaban los ecos de un carnaval. Después supimos que se trataba de la antesala a una importante fiesta religiosa, con Sao Jose como figura principal, que seguramente sería algo menos secular que aquella comparsa de gritos y tambores.
Al día siguiente, y luego de posicionar el yate más adentro en el puerto, nos fuimos de excursión por la isla. Cabo Verde fue un importante enclave portugués en las rutas a las indias orientales y occidentales. Actualmente es una República independiente con régimen parlamentario. La población es predominantemente de raza negra, rebosante de alegría, amable y hospitalaria, y entre sus mujeres se encuentran algunas de las más bellas que yo haya visto.
Caminando por las calles de Palmeiras, de piedra ajustada y fachadas de vivos colores, nos encontramos a la vuelta de cada esquina con sus niños ocupando las calles, jugando libres y seguros, mientras los abuelos comparten un juego de cartas con sus vecinos, bajo la sombra fresca de un árbol.
Por el lado sur de la isla, en la costa de Santa María, el paisaje cultural cambia. Los negros desaparecen y en su lugar aparecen los blancos (o naranjos) jubilados de Europa del norte, esparcidos en una enorme playa de arenas blancas y aguas azules. El lema de santa María es “no stress”. La paz social y las playas de ensueño han permitido que Cabo Verde haya encontrado en el turismo su mayor polo de desarrollo económico.
La primera vez que escuché sobre Cabo Verde fue en isla Madre de Dios (Patagonia), en los recuerdos de Roger Rovira, mi compañero de expedición. Por entonces no imaginaba que llegaría en un yate por acá, justamente en camino a Patagonia.
En los próximos días continuaremos viaje a Mindelo, en la isla Sao Vicente, donde se ubica la única Marina en Cabo Verde. Ahí tomaremos las últimas provisiones de agua, combustible y comida, para iniciar el cruce del Atlántico, pasando de un hemisferio a otro, en demanda de América.
- Nombre: .....
- Elevación: ..... m
- Latitud: 16° 53’ 13” Norte
- Longitud: 24° 59’ 29” Oeste
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