Expenews-USS-FUGA

Hola a todos!

Se acabo la espera. Mañana, con las primeras luces del día, zarparemos del Jachtclub Scheveningen (La Haya, Holanda) en dirección a Brest, en Francia.

El pronóstico del tiempo nos indica viento de través de siete nudos (millas náuticas por hora). En Brest esperaremos condiciones favorables para cruzar el Golfo de Vizcaya.

Después de mi último reporte, amarré y cerré bien el yate y viajé a Bélgica. En la estación central de Bruselas me esperaba mi amigo José Juan Hernández, compañero de Derecho que trabaja como diplomático ante la Unión Europea.

De inmediato fuimos en tren Lovaina la nueva, a una fonda dieciochera, donde disfrutamos de empanadas con vino, y compartimos con la comunidad residente, estudiantes y funcionarios del Gobierno de Chile, entre ellos el embajador de Chile en Bélgica, aficionado a la navegación a vela.

También visitamos Lovaina la vieja, con sus impresionantes edificios de gobierno, recorrimos el casco antiguo de Bruselas, y viajamos a Gantes, visitando un castillo que se ajustaba en todo a la idea más típica que se tiene de una defensa medieval.

Tan pronto estaba de regreso en la Haya, entró en Scheveningen un temporal con vientos de 70 nudos. A media noche me levanté a reforzar las amarras. Parecía como si el viento en cualquier momento fuera a llevarse el yate con muelle y todo.

En la madrugada, desperté con un fuerte golpe en el casco. Salí rápidamente a cubierta, y entre la lluvia vi un navegante solitario amarrando su velero en el muelle. Su velero tenía un aspecto fantasmagórico, con sus velas hechas jirones, que flameaban violentamente con el viento.

El recién llegado me vio, asomándome por la popa de mi yate, y se acercó para hablarme largamente en “dutch”, mientras yo lo miraba sin decir palabra. Creo que se disculpaba por el topón, y me daba largas explicaciones de las dificultades que había pasado para llegar hasta Scheveningen. Por cierto, no entendí nada de lo que dijo, pero la expresión de su rostro ya me decía bastante de lo que quería explicar.

Al día siguiente el viento declinó y ayudé a este holandés a reparar una cruceta y sacar las velas rotas. Me contó que el interior de su velero se había inundado durante la navegación, y que sus libros flotaban dentro del salón.

Poco después recibí la visita de Rodrigo Waghorn, Cónsul de Chile en Holanda, quien vino a cenar a bordo del yate. Fue una grata sorpresa conocer a este tipo extraordinario, con quien compartimos varias pasiones, por Antártica, Cabo de Hornos, y por la aventura y la navegación. Como oficial de la Armada de Chile, fue comandante de una patrullera en Puerto Montt, y dio la vuelta al Cabo de Hornos en la Esmeralda, enfrentando un duro temporal.

Después de esa cena, tuve la oportunidad de volver a compartir con él en días posteriores, cenando en su casa, recibiendo su visita en el yate junto a su hijo Ian, y cenando (ayer) en un restaurant argentino, donde toda la tripulación (salvo Daniela, que es vegetariana) prefirió bife chorizo de 300 y 400 gramos, con guarnición.

Hace una semana, también recibimos en el yate la visita de Juan Martabit, Embajador de Chile en Holanda, junto con su señora, con quienes compartimos un café y una entretenida conversación.

El 27 de septiembre llegaron a La Haya Cristian Villablanca, Daniela Salles y “Newen”. Al día siguiente llegó Carlos Ruiz, completándose así la tripulación que navegará hasta Vigo.

A partir del 29 de septiembre, con toda la tripulación a bordo, comenzó un intenso trabajo de preparación del zarpe de mañana. Lo más urgente: limpiar el estanque de diesel. Abrir ese estanque fue una verdadera hazaña. Cada uno de los 60 pernos y tuercas de la tapa ofreció un desafío particular. Algunos estaban totalmente confinados, y sacarlos requirió de mucho ingenio, paciencia y sobrev todo, motricidad fina.

Una vez abierto el estanque, sacamos y filtramos sus 800 litros de combustible, y lo limpiamos en profundidad, cepillando, raspando y aspirando hasta la última mugre.

También realizamos otras tareas de menor envergadura: reparamos una bomba, limpiamos la sentina, hicimos una mantención general de aparejos, ajustamos los obenques, reparamos la vela Génova, reforzamos la salida del tubo de escape, y realizamos un orden, mantenimiento y limpieza general.

Antes de ayer nos tomamos un descanso y fuimos a Hoorn y Amsterdam. En Hoorn visitamos la sede de los Capehorniers holandeses (Kaap Hoorn Vaarders), donde se exhiben mapas y objetos náuticos antiguos, y numerosas fuentes históricas sobre el Cabo de Hornos. Durante más de dos horas, nos sumergimos en los relatos históricos de Kees van Louvezijn, un ex marino, erudito y apasionado por la historia de la navegación en torno al “Kaap Hoorn”.

En este momento estamos reunidos en el salón del yate, compartiendo una cerveza y un picadillo. Todo está listo para el zarpe de mañana. Estoy ansioso de regresar al Mar del Norte, después de casi 20 días de espera.

Le envío un gran abrazo a David y Daniela, que compartieron conmigo el tramo Monnickendam – Hoorn – Den Haag. No dejaré de acordarme de ustedes mañana!

Para los que gustan de la historia, una breve reseña de la expedición holandesa de Le Maire y Schouten, que descubrió el Cabo de Hornos en 1616:

Jacob Le Maire era uno de los 22 hijos de María Walraven de Amberes e Isaac Le Maire (1558-1624) de Tournai, un hugonote francés que entonces era ya un próspero comerciante de Amberes, entonces parte de las Provincias Unidas de los Países Bajos.

Isaac y María se casaron poco antes del sitio español de Amberes en 1585, tras lo cual huyeron a establecerse en Ámsterdam. Se cree que Jacob era el hijo mayor, nacido tal vez ese mismo año.

Isaac tuvo un gran éxito en Ámsterdam y se convirtió en uno de los fundadores de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (Vereenigde Oostindische Compagnie, VOC).

Sin embargo, en 1605 Isaac Le Maire se vio obligado a abandonar la empresa después de una disputa y los siguientes diez años trató de romper el monopolio de la compañía en el comercio con las Indias Orientales.

Establecido en la ciudad holandesa de Hoorn, en 1615 Isaac había establecido una nueva compañía, la Compañía Australiana (Australische of Zuid Compagnie) con el objetivo de encontrar una nueva ruta hacia el Pacífico y las islas de las Especias, que permitiera eludir las restricciones de la VOC y evitar la exclusividad que tenían sobre las rutas del estrecho de Magallanes y el cabo de Buena Esperanza. Contribuyó al equipamiento de dos buques, el Eendracht y el Hoorn, y puso a su hijo Jacob, a cargo del comercio durante la expedición.

El experimentado capitán de buque Willem Schouten era el capitán del Eendracht y participante en la empresa a partes iguales con Isaac Le Maire. Su hermano, Jan Schouten, era el capitán del Hoorn.

El 14 de junio de 1615 Jacob Le Maire y Willem Schouten zarparon de Texel en las Provincias Unidas y tras cruzar el océano Atlántico emprendieron rumbo sur, yendo más al sur del estrecho de Magallanes y descubriendo el estrecho de Le Maire, entre Tierra del Fuego y la isla de los Estados, que bautizaron en honor a los Estados Generales, el Parlamento de las Provincias Unidas.

El 29 de enero de 1616 rodearon el cabo de Hornos, que nombraron Kaap Hoorn por el Hoorn, que se había perdido en un incendio. La ciudad neerlandesa de Hoorn era también el lugar de nacimiento de Schouten.

Después de no poder amarrar a principios de marzo en las islas del archipiélago Juan Fernández, los barcos cruzaron el Pacífico en una línea bastante recta, en una ruta similar a la de Fernando de Magallanes, visitando varias de las islas Tuamotu. Entre el 21 de abril y el 24 de 1616 fueron los primeros occidentales en visitar las islas Tonga (Norte): «isla de los Cocos» (Tafahi), «isla de los Traidores» (Niuatoputapu) e «isla de la Buena Esperanza» (Niuafo'ou). El 28 de abril descubrieron las islas Hoorn (Futuna y Alofi), donde fueron muy bien recibidos y permanecieron hasta el 12 de mayo. A continuación, siguieron la costa norte de Nueva Irlanda y Nueva Guinea y visitaron las islas adyacentes, incluyendo las que se ahora se conocen como las islas Schouten el 24 de julio.

Llegaron a las Molucas del Norte en agosto y, finalmente, a Ternate, el cuartel general de la VOC, el 12 de septiembre de 1616. Allí fueron recibidos con entusiasmo por el Gobernador General Laurens Reael, el almirante Steven Verhagen y el gobernador de Ambon, Jasper Jansz

El Eendracht navegó a Java y llegó a Batavia (hoy Yakarta) el 28 de octubre con 84 de los 87 tripulantes originales de ambas naves a bordo, un hecho destacable para la época. A pesar de que había abierto una ruta desconocida, Jan Pietersz Coen, de la VOC, no les creyó y presentó una demanda por violación de su monopolio del comercio de las islas de las Especias.

Le Maire y Schouten fueron detenidos y el Eendracht fue confiscado. Después de ser liberados, regresaron de Batavia a Ámsterdam en compañía de Joris van Spilbergen, que estaba realizando a su vez una circunnavegación de la Tierra, siguiendo la ruta tradicional a través del estrecho de Magallanes.

Le Maire iba a bordo del buque Ámsterdam en este viaje a casa, pero murió en el camino. Van Spilbergen estaba a su lado en el lecho de muerte y se informó del viaje de Le Maire y lo incluyó en su libro Espejo de las Indias Orientales y Occidentales.

El padre de Jacob, Isaac puso en cuestión la confiscación y la conclusión de la VOC, pero hasta 1622 no logró que un tribunal fallara a su favor. Fue indemnizado con 64.000 libras y pudo recuperar el barco y los diarios de su hijo (que luego publicó también), y a su compañía se le permitió el comercio a través de la ruta recién descubierta. Desafortunadamente, para entonces, la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales (West-Indische Compagnie, o WIC) también había reclamado las mismas aguas.